Conferencia: La problemática con los pesticidas en Colombia

El profesor Luis Jair Gómez en uno de sus libros: sistema “Agroalimentario y la Sostenibilidad ecológica. Los efectos de la diacronía”nos hace un análisis profundo de lo que ha sido la agricultura y los sistemas agrarios a través de la historia de la humanidad.
Podemos entonces ver como estos sistemas políticos, nos dan las relaciones entre el ser humano y su injerencia en el manejo de los ecosistemas; la producción agriaría y el manejo de productos, que en última instancia no son más que los agentes exógenos representados en los sistemas políticos y económicos imperantes en cada momento de la historia de la humanidad.
La producción agraria que surge en el neolítico, 10 a 12 millones de años atrás, es lo que constituye la llamada “Revolución Neolítica”. En este período es cuando el hombre deja de lado los sistemas de caza y recolección del Paleolítico e intervienen los sistemas naturales creando los Agroecosistemas.
Las  labores de protección implicarían entonces, la selección de las mejores plantas según el bagaje cultural que esos seres humanos neolíticos tuvieron. Igualmente ocurre con la selección de los animales.
Se conforma así un sistema agroalimentario formado por un ciclo de energía abierto, donde intervienen: El hombre, la naturaleza, los vegetales cultivados y los animales domesticados. Estos subsistemas interactúan permanentemente y son interdependientes; el motor de toda la cadena cíclica es la energía, que se transforma a través de la cadena dándose así en este proceso el reciclaje de materia, bien sea orgánica o inorgánica y una disponibilidad de energía.
A través de los siglos, la expansión demográfica hace conquistar a los seres humanos nuevas tierras, nuevos mundos, ampliándose el horizonte y evolucionando la técnica de los sistemas agrarios hacia nuevas expresiones.
Si remontamos hasta la selección natural de las especies y a la época mendeliana y su afianzamiento echo por Lavoisier y Liebig, es decir el comienzo de un nuevo mundo, el de la hibridación, que permitió el desarrollo de nuevas técnicas ya no empíricas, hasta llegar a la época actual, la clonación y la intervención del genoma de la célula para llegar a los transgénicos.
Dichos acontecimientos están enmarcados dentro de los hechos ocurridos en el siglo XVIII, en el que el paisaje humano sufre un cambio total, el del nacimiento de la era industrial y con él, el del sistema capitalista, cambiando entonces el sistema agroalimentario.
En una extensa parte del planeta la población humana alcanza casi a duplicarse.
.Y los protagonistas de la historia son otros: el feudalismo da paso a la era capitalista: La aristocracia  es remplazada por la burguesía, los caballeros por los ejércitos de soldados, los señores por el estado, el siervo de la gleba por el asalariado.
Ya a finales del siglo XIX dice René Dumont: “Esa que es llamada en Europa La primera revolución agrícola, aquella que reemplazó la cosecha de forrajes espontáneos, de pacas de pastizal y de predios en barbecho, por  pastos cultivados con aumento de ganado y una separación de la agricultura y la ganadería,  perdiéndose así el reciclaje  de materia orgánica, que era lo que permitía enriquecer el suelo y el aporte de energía animal, multiplicando los trabajos y aumentando sus rendimientos”.
Los albores de la revolución verde, en espacio de un siglo, se remontan al afinamiento de las técnicas de hibridación y a la introducción de los agroquímicos a finales del siglo XX. Es a partir de 1946, en la postguerra que  el apuntalamiento de la industria de las multinacionales productoras de pesticidas y agroquímicos toma auge, así como el nacimiento los grandes centros de investigación agrícola que ven la luz en los años 1950, 60 y 70 ( el G.C.I.A.T crea el IRRI, CIMMYT, ICRISAT, CIAT, ICARDA), instituciones creadas con dineros públicos que apoyan la ciencia con el objetivo de encontrar soluciones a  los problemas de hambre en el mundo. Sus investigadores hijos de la educación de la llamada revolución verde, no ven más allá del “Rendimiento”: el sacar de la tierra el máximo de plantas verdes por metros cuadrados de suelo, obteniendo así mayores ganancias y rendimientos, sin preocuparse de la cuestión fundamental ¿ A qué costo ambiental?.
Es en 1968 que el “Webster’s college dictionary” define “la revolución verde” como: “El gran aumento de la producción de cereales: Arroz, trigo y de granos como el maíz, debido a la introducción del alto rendimiento del material genético y al uso de pesticidas, así como a las mejores practicas culturales.”. Fue así como los paquetes tecnológicos donde se incluían pesticidas y fertilizantes químicos dentro de los prestamos agrarias predominaron en todos los gobiernos de América Latina de esta época.
Esta posición política se debe a la introducción del alto rendimiento del material genético y al uso de pesticidas, así como a las mejores practicas culturales. Lo extraño es que a los gestores de esta “revolución verde” nunca se les ocurrió siquiera pensar en la posibilidad de la existencia de  los costos ambientales. De aquí viene la carencia y la falta de algo que requería mucha reflexión para tener un punto de vista ecológico y evolutivo orientado a la acción del hombre en el ecosistema, incluyendo el dominio agrícola, en el cual el objetivo es su intervención cuantitativa sobre plantas y animales; en su pretendida  gestión del ecosistema..
DIAGNOSTICO DE PLAGUICIDAS Y PRODUCTOS REGISTRADOS:
Colombia por ser un país tropical, presenta condiciones muy variadas en sus climas y amplia diversidad biológica, reflejadas de muchas maneras en la presencia de microorganismos que afectan a los cultivos agrícolas y forestales, a la producción animal y a la salud, pero igualmente brindan la oportunidad de disponer de agentes naturales para el control biológico. Mas sin embargo el desconocimiento de la agroecología y el sistema sociopolítico imperante, nos lleva a continuar produciendo dentro de las concepciones de la Revolución Verde.
Es por ello que en colombiana la industria de plaguicidas se inicia con la formulación de productos en 1962, basada en las importaciones de ingredientes activos de diferentes países en el mundo.  En 1964 se amplía la tecnología de la industria hacia la síntesis de algunos ingredientes activos, fundamentada en la utilización de materias primas de origen nacional o importado. La síntesis a escala nacional se formaliza en 1985 con un herbicida y en 1995 con un fungicida (ICA 1995).
Ante la alta variedad de plaguicidas ofertados y disponibles, los ataques progresivos de las plagas, debidos al desconocimiento de los Agroecosistemas y a las practicas agroecológicas, con una débil capacitación y asistencia técnica, la tendencia en los productores se orienta hacia el uso excesivo e indiscriminado de tales productos, repercutiendo visiblemente en la salud por intoxicaciones crónicas y agudas, además de los efectos ambientales sobre el suelo, el agua, el aire y la biodiversidad.
Entre 1985 y 1996, el Ministerio del Medio Ambiente (1999) reportó que la situación de los plaguicidas se ha visto afectada por acontecimientos como:
a) “Incremento del área arrocera en los años 1989 y 1990, para llegar a la cifra récord de 521.000 hectáreas, lo cual sin duda impulsó el consumo de plaguicidas, en especial de herbicidas.
b) Disminución en la superficie sembrada en algodón a partir de 1993, debido a los efectos de la apertura económica y a los bajos precios internacionales, los cuales incidieron en el desestímulo a la producción de la fibra a escala nacional.
c) Repunte en 30 % del incremento en el área sembrada en banano, como consecuencia de los buenos precios en el mercado internacional.
d) Igualmente, el cultivo de la papa ha venido incrementando el área sembrada en los últimos años. Esto, sumado al aumento de la superficie sembrada en banano, incidió en forma positiva en el incremento de las ventas de fungicidas”.
Los agroquímicos en Colombia son producidos principalmente en Cartagena, Barranquilla, Bogotá, Medellín y Palmira, por 16 empresas, nacionales y multinacionales, agremiadas en la Cámara de la Industria para la Protección de Cultivos de la ANDI (2004), que reúne las empresas dedicadas a la fabricación y comercialización de herbicidas, fungicidas, insecticidas y fertilizantes, entre otros; con un reportó durante 2003 ventas locales por 652 millones de dólares y exportaciones por 230 millones de dólares; según Insumos Agrícolas del ICA (2003), donde los productos químicos representan, en promedio, 40 % de los costos de producción en los principales sistemas productivos. En este sentido, el país tiene el reto de manejar y controlar las plagas con criterios científicos racionales que propendan por una agricultura sostenible (Ministerio del Medio Ambiente.
En Colombia, según el Instituto Colombiano Agropecuario –ICA (citado por Cámara…ANDI 2004), son genéricos algo más de 78 % de los productos para la protección de cultivos. Los agricultores tienen hasta 50 opciones para escoger entre plaguicidas genéricos. Según datos de ese Instituto, existen 1251 productos registrados. De éstos, 977 (78,1 %) son genéricos, y 274 innovadores (2,9 %); existen entre 5 y 40 opciones de elección al comprar cualquiera de los plaguicidas genéricos.
De acuerdo con la Resolución 011 del 2001 de la Defensoría del Pueblo, sobre uso, almacenamiento y disposición inadecuada de plaguicidas, en 1996, los cultivos con mayor demanda de plaguicidas en el país fueron: arroz (21 %), papa (19 %), pastos (14 %), banano (7 %), caña de azúcar (6 %), café (5 %), hortalizas (5 %), algodón (4 %), flores (4 %), maíz (4 %), tomate (3 %) y frutales (3 %).  Del ámbito departamental no se tiene información sobre volúmenes de plaguicidas utilizados.
Cuando en el mundo existen 35.000 productos comerciales diferentes para controlar insectos, malezas, hongos, bacterias y nemátodos; de los cuales Colombia tiene registrados 1350, pero que muchos de los no registrados entran por vía no legal, es preocupante el análisis no el económico de costo-beneficio del cultivo, a nivel de una economía de capital, sino de una economía de impacto nocivo sobre el ecosistema y lo que se desencadena como hemos podido ver a través de este recorrido por el ecosistema en sus componentes. PLAGUICIDAS OBSOLETOS, ENTIERROS Y EL PRINCIPIO DE PRECAUCIÓN:
En los países en desarrollo según la FAO (2000), las existencias de plaguicidas caducos, inutilizados y prohibidos siguen causando serios problemas para el medio ambiente y para la salud humana.  En las zonas rurales, donde se realizan actividades agrícolas en forma extensiva e intensiva, los habitantes de las zonas urbanas son afectadas por los desechos de plaguicidas. Con frecuencia sustancias químicas peligrosas son dejadas abandonadas en los alrededores de zonas rurales y urbanas, en los vertederos municipales, en granjas y en las fincas de los productores agropecuarios. La utilización de envases contaminados para fines domésticos representa otro riesgo para la salud.
Para la FAO, el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y la OMS, uno de los principales objetivos de las directrices en la eliminación de plaguicidas es poner fin a la práctica actual de aconsejar a los usuarios que quemen o entierren los envases vacíos y de enterrar o echar a los vertederos otros tipos de desechos de plaguicidas (FAO/PNUMA/OMS 2000). Es también común en varias regiones del pais la práctica de quemar envases, y de enterrar envases, empaques y residuos de plaguicidas, a pesar de que el Capítulo II del Decreto 1443 del 7 de mayo de 2004, Artículo 6º, prohíbe el entierro y quema de plaguicidas en desuso. Dice la norma: “éstos no podrán ser enterrados ni quemados a cielo abierto, Solamente podrán eliminarse en condiciones de seguridad a través de instalaciones debidamente autorizadas por las autoridades competentes”.
Los plaguicidas inutilizados o caducos y de productos de desecho se debe a lo siguientes:
· Existencia de productos vencidos o productos que han sido prohibidos
· Existencia de productos que han sufrido deterioro físico o químico hasta el punto de ser inutilizados.
· Productos sin etiqueta, o está escrita en otro idioma o es ilegible.
· Envases dañados, vacíos, con fugas o con exposición del producto,
· Productos que ya no son necesarios para el uso a que estaban destinados.
· Productos comprados por excedente y son sobrantes.
· Materiales contaminados por fugas.
Uno de los mas grandes problemáticas de obsoletos la tiene en territorio colombiano los residuos de plaguicidas obsoletos de El Copey (Cesar). Los recursos para financiar esta operación parte de la operación de eliminación final fuera del pais, ascienden a los 296.612,08 euros y fueron donados por el Gobierno del Reino de los Países Bajos y empresas e instituciones nacionales. Los residuos, compuestos por 161.8 toneladas métricas de los plaguicidas METIL- Parathion y Toxaphene, fueron en gran parte exportados por vía marítima desde el puerto de Cartagena de Indias D.T. y destruidas en la planta de la empresa AVG mbH localizada en Hamburgo (Alemania). El resto de material sigue en la zona y en el momento no se cuenta con dineros para darles la disposición final.
En 2002, el Consejo Seccional de Plaguicidas de Antioquia y la FAO, realizaron visitas a diferentes regiones con el fin de revisar cementerios de plaguicidas obsoletos y encontraron los siguientes según consta en el Acta 242 de 3 de abril de 2003, del Consejo Seccional de Plaguicidas de Antioquia, donde se encontraron 6 cementerios en la jurisdicción de CORANTIOQUIA, se desconoce los cementerios con que cuenta en instituciones privadas. Los cementerios contienen en su mayoría: Dithane, Furadan, Lorsban, Malathion,  Manzate y un órgano fosforado, para 48 kilogramos, Roxion, 2-4-D,  Gramoxone y Lorsban, empaques de plaguicidas
Ante las no existencia de directrices sobre el quehacer y la falta de respuestas, “El Consejo tomó la decisión de demarcar los sitios donde existan entierros y no desenterrarlos” (Acta 242 del 3 de abril de 2003, Consejo Seccional de Plaguicidas de Antioquia -CSPA). Más tarde se recibió respuesta de Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (Archivos del Consejo Seccional de Plaguicidas de Antioquia).
A uno de estos entierros, se le quito la demarcación y señalización, se procedió a utilizar una retroexcavadora, con el fin de realizar una construcción de dormitorios para estudiantes. CORANTIOQUIA, ha suspendido la construcción y ordenado que se contrate personal especializado para terminar el desentierro, reempaque disposición final así como la biorremediación de suelos y análisis de aguas subterráneas.
Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en conjunto con el Ministerio del Medio Ambiente, Vivienda y desarrollo territorial cuenta con los siguientes inventarios del pais, siendo la situación mas grave la de Copey – Corozal- Caracolisito, donde que da una gran parte del entierro, pero este no es el único problema grave de sustancias tóxicas abandonadas en el país. Se calcula de forma preliminar que en Colombia hay 436 toneladas de plaguicidas almacenados en diferentes puntos del país, y no siempre en condiciones seguras. Adicionalmente, el informe revela que hay 4.973 toneladas de tierras contaminadas por un número indefinido de tóxicos enterrados, se ha reportado que muchos de estos elementos tóxicos están en medio de zonas industriales y residenciales. Por ejemplo, hay un entierro de tonelada y media de plaguicidas debajo de unas bodegas en uso en la zona industrial de Barranquilla, y otro en el barrio Las Nieves en esta misma ciudad, contiguo a donde se construye la nueva sede del Tránsito Distrital. También comprobó que en un taller de metalmecánica en el sector de veraneo en Turbaco, cerca de Cartagena, se encontraban varias cajas del insecticida DDT abandonadas y en mal estado. Y que en la Universidad Nacional en Santafé de Antioquia, varios kilos de químicos que se desenterraron están en un rústico deposito. Otras 400 toneladas de productos tóxicos similares están almacenadas en Honda, El Copey, Manizales, Girardot, Guainia, Medellín e incluso, en el centro de Bogotá.
Es de anotar que la legislación Colombiana cuenta con la Ley 99 donde el principio de precaución en el Titulo 1, articuló 6  dice: La formulación de políticas ambientales tendra en cuenta el resultado del proceso de investigación científica. No obstante la Autoridad ambiental y los particulares darán aplicación al principio de precaución conforme al cual, cuando exista peligro de daño grave e irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficientes para impedir la degradación del medio ambiente. Legislación que en la actualidad no se cumple.
ASAS COMERCIALES Y EL CASO “ROUND UP”:
Las casas comerciales fabrican moléculas para la aspersión aérea contra los cultivos de cuya producción se hace un uso ilícito y que simplemente para la opinión publica se denomina GLIFOSATO
El ingrediente activo[1] del Roundup Ultra® (en adelante Roundup), es el Glifosato y actúa inhibiendo una enzima, que en los vegetales es necesaria para elaborar tres aminoácidos aromáticos esenciales para el crecimiento y desarrollo; al no presentarse esta ruta metabólica entre los animales, se infiere entonces que no es tóxico sino en altas dosis. Sin embargo, como en el mundo de los plaguicidas el ingrediente activo va acompañado de los llamados ingredientes inertes[2] los cuales, teóricamente no tienen actividad biológica, pero sirven para incrementar la eficiencia del primero, no es producente perderlos de vista.
En el caso del Roundup, tenemos dos ingredientes inertes visibles y dignos de análisis: POEA o polioxietileno-amida. Es un surfactante[3] cuya molécula es muchísimo más tóxica que el Glifosato por tanto, confiere al Roundup unas características toxicológicas diferentes a las propias del Glifosato. El CosmoFlux 411F (en adelante CosmoFlux), es utilizado por su afinidad para adherirse a la cera y quitina de los insectos, con lo que se logra mejor acoplamiento entre la cutícula de tales animales y el ingrediente activo. La pregunta salta a la vista ¿cuál es su efecto en la dermis humana que, es sabido, tienen componentes lipofílicos? Urge tener en cuenta las afecciones en la piel de las personas de las zonas asperjadas. 
En síntesis se puede decir que el Roundup contiene 43.9% de Glifosato + POEA + CosmoFlux; este último ingrediente puede cuadruplicar la acción biológica del Glifosato y que la adición del POEA, hace cinco veces más tóxico el producto que el Glifosato. Queda entonces en el  imaginario, un nombre con determinadas características, cuando en realidad abarca una sumatoria de sustancias. Tampoco se hace público cuál es el monto del negocio y hacia donde van las ganancias, en este caso concreto, por la compra del biocida[4].
En el título de este capítulo se anunciaba que el Roundup tiene descendencia; pues bien, sucede que al liberar un producto en el ambiente, empieza a participar del tejido de la naturaleza y no es común que permanezca inalterado; de hecho hoy se conocen muchas de las transformaciones que suceden a las sustancias xenobióticas al contacto con los elementos abióticos y bióticos de los diferentes ecosistema. He aquí algunas de ellas:
El principal subproducto de la degradación del Glifosato en ambientes terrestres, es el Ácido aminometilfosfónico o AMPA, también tóxico.
El Glifosato puede contener cantidades traza de N-nitroso-glifosato o combinarse en el ambiente con nitratos presentes, por ejemplo en la saliva humana o en los fertilizantes y formar N-nitroso glifosato; la mayoría de los compuestos N-nitroso son cancerígenos y no existe nivel seguro de exposición a un cancerígeno.
La degradación del Glifosato puede generar formaldehído, por la vía Glifosato ð AMPA ð Metilamina ð Formaldehido. Este es otro carcinógeno reconocido. (16, 18, 10)
El POEA contiene 1-4 dioxano, el cual ha causado cáncer en animales y daño en hígado y riñones en humanos. (16, 18). Este compuesto es del grupo de las dioxinas y furanos, llamados Contaminantes Orgánicos Persistentes o COPs, prohibidos por el Convenio de Estocolmo. Son sustancias que se bioacumulan y biomagnifican, cuando se remontan por la cadena trófica, es decir, elevan la carga corporal de tóxicos, los cuales pueden ser transmitidos a las futuras generaciones. Entre los síntomas visibles se podría mencionar, incremento en la mortalidad por cáncer en tejidos blandos, linfoma del no Hodgkin, problemas del sistema nervioso, déficit cognitivo, cirrosis y afecciones del sistema inmunológico. Como disruptores endocrinos, afectan el sistema hormonal sexual, por tanto, disminución de la fertilidad, mal formaciones como paladar hendido entre otras.
Quienes defienden el Glifosato suelen afirmar que el producto es inocuo, basadas en la toxicidad baja en ratas; donde se han definido cantidades comparativas: La DL50[5] en roedores es: Glifosato: 4000 mg/Kg; sal: 3000 mg/Kg y vitamina A: 2000 mg/Kg (4). Este artificio viola el Código de Conducta de la FAO sobre distribución y uso de plaguicidas, así como el artículo 186 del decreto 1843 de julio de 1991. (24). En palabras de la Doctora Lilian Corra, de la Asociación Argentina de Médicos por el Medio Ambiente: “El Glifosato se aplica en dosis hasta diez veces mayor. Por otra parte nos encontramos con información confusa, difusa o inexacta en las etiquetas de los plaguicidas. En la etiqueta del Glifosato, por ejemplo, se dice que es “atóxico””
El Roundup Ultra® es fruto de un contrato militar entre empresas alemanas y el ejército de Estados Unidos, para producir un arma química binaria[6] con actividad biológica. Si bien este producto no es considerado inhibidor de la colinesterasa, se sabe que impide la sinapsis entre las células nerviosas, tan fuertemente que quema las neuronas. Es a su vez disruptor endocrino.
CONCLUSIONES:
- Cuando a nivel mundial no existen políticas claras para la protección de las personas, pero sin embargo en él existen 35.000 productos comerciales diferentes para controlar insectos, malezas, hongos, bacterias y nemátodos; de los cuales Colombia tiene registrados 1350, pero que muchos de los no registrados entran por vía no legal, es preocupante el análisis no el económico de costo-beneficio del cultivo, a nivel de una economía de capital, sino de una economía de impacto nocivo sobre el ecosistema y lo que se desencadena como hemos podido ver a través de este recorrido por el ecosistema en sus componentes.
- Esperemos que un día no lejano existan quienes con firmeza hagan respetar legislaciones y que se dé un verdadero desarrollo económico sostenible, donde la agroecología tome el lugar del monocultivo, mientras el campesino no ocupe el lugar privilegiado y de respeto en nuestra sociedad, en la que su vida actual no tiene valor, mientras las políticas estatales no sean dignas de un pueblo, que solo posee 4 millones de hectáreas cultivables de las 114 millones que posee el país, no lograremos tener ecosistemas humanamente habitables.
- Apelamos al sentido racional que le tenga el gobierno, para que ejerzan ingerencia al no permitir la comercialización de productos prohibidos en otros países; a la ética de los profesionales de nuestro sector y a la de las empresas productoras y comercializadoras.

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